Imagina que decides mudarte a Portugal para disfrutar de su régimen fiscal favorable como nómada digital, o que trasladas tu residencia a Dubái para aprovechar su 0% de IRPF. Parece un plan perfecto, pero ¿sabías que España podría cobrarte un impuesto por las ganancias de tu empresa o inversiones, incluso si no las has vendido?
Esto es la Exit Tax, un impuesto controvertido que está dando mucho de qué hablar en 2025. Si eres empresario, inversor o nómada digital, este tema te afecta directamente. En este artículo, desglosamos qué es la Exit Tax, a quién impacta, cómo funciona y, lo más importante, cómo puedes planificar para minimizar su impacto. ¡Sigue leyendo para proteger tu patrimonio y tomar decisiones informadas!

¿Qué es la Exit Tax y por qué existe?
La Exit Tax, o impuesto de salida, es un mecanismo fiscal introducido en la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en España (artículo 95 bis). Su objetivo es gravar las plusvalías latentes (ganancias no realizadas) de activos como acciones, participaciones en empresas o criptomonedas cuando una persona traslada su residencia fiscal fuera de España. En otras palabras, si tienes una startup valorada en 1 millón de euros y te mudas a otro país, Hacienda puede exigirte que pagues impuestos como si hubieras vendido esa empresa, aunque no hayas recibido un solo euro.
¿Por qué existe?
España busca evitar que los contribuyentes trasladen su residencia a países con baja tributación (como Chipre o Malta) para eludir impuestos sobre ganancias acumuladas durante años en territorio español. Sin embargo, esta medida ha generado críticas por considerarse una barrera a la libertad de movimiento, especialmente en un mundo globalizado donde empresarios y nómadas digitales cambian de país con frecuencia.
Dato relevante: En 2025, la Exit Tax está en el centro del debate debido a la presión fiscal récord en España (hasta un 65% de los ingresos de algunos contribuyentes, según estimaciones) y un expediente abierto por la Unión Europea, que cuestiona si este impuesto vulnera la libertad de establecimiento en la UE.
¿A quién afecta la Exit Tax?
No todos los que se mudan de España deben pagar la Exit Tax, pero ciertos perfiles son más vulnerables:
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Empresarios e inversores:
Si posees más del 25% de una empresa no cotizada o activos con un valor de mercado superior a 4 millones de euros, estás en el radar de la Exit Tax.
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Nómadas digitales con inversiones:
Si tienes criptomonedas, acciones o participaciones acumuladas en España y cambias tu residencia fiscal, podrías enfrentarte a este impuesto.
Casos prácticos:
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María, emprendedora: María fundó una startup en Madrid valorada en 2 millones de euros. Al mudarse a Lisboa para beneficiarse del régimen de Residentes No Habituales (20% de IRPF), Hacienda le exige tributar por 500.000 euros de plusvalías no realizadas, aunque no haya vendido su empresa.
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Carlos, inversor en cripto: Carlos, un nómada digital, traslada su residencia a Dubái. Sus criptomonedas, compradas por 100.000 euros y ahora valoradas en 600.000 euros, generan una Exit Tax de 120.000 euros (24% sobre las ganancias latentes).
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Nota: Los traslados dentro de la UE o el Espacio Económico Europeo (EEE) con intercambio de información fiscal pueden aplazar el pago de la Exit Tax, pero no eximirlo.

¿Cómo funciona la Exit Tax? Aspectos técnicos
Entender cómo se calcula la Exit Tax es clave para planificar tu estrategia fiscal. Aquí van los detalles:
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Base imponible:
Se calcula restando el valor de adquisición de los activos (lo que pagaste por ellos) al valor de mercado en el momento del traslado. Por ejemplo, si compraste acciones por 200.000 euros y ahora valen 1 millón, la plusvalía latente es de 800.000 euros.
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Tipo impositivo:
En 2025, las plusvalías se gravan según los tramos del IRPF, que pueden llegar hasta el 27% para rentas altas. En el caso de no residentes, se aplica el Impuesto sobre la Renta de No Residentes (IRNRproductive: Excepciones y aplazamientos: Si te trasladas a un país de la UE/EEE con intercambio de información, puedes solicitar un aplazamiento del pago hasta que vendas los activos. Sin embargo, esto requiere presentar garantías (como avales bancarios), lo que puede ser costoso y complejo.
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Convenios de Doble Imposición (CDI):
España tiene acuerdos con más de 100 países para evitar la doble tributación. Estos convenios determinan si las plusvalías deben tributar en España o en el país de destino, pero la Exit Tax suele prevalecer si las ganancias se generaron en España.
Ejemplo práctico: Si tienes participaciones valoradas en 5 millones de euros (adquiridas por 1 millón), la Exit Tax se aplicaría sobre 4 millones de plusvalías, generando un impuesto de hasta 1.080.000 euros (27%). Un importe que puede ser devastador si no tienes liquidez para pagarlo.

¿Justicia fiscal o traba a la movilidad?
La Exit Tax ha desatado una tormenta de opiniones en España:
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A favor: Hacienda argumenta que este impuesto protege la base fiscal del país, evitando que los contribuyentes trasladen activos a paraísos fiscales para eludir impuestos. En un contexto donde la presión fiscal es alta (los españoles trabajan hasta 177 días al año para pagar impuestos, según el Instituto Juan de Mariana), la Exit Tax se presenta como una herramienta para garantizar la equidad fiscal.
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En contra: Críticos, incluidos empresarios y asociaciones como el Círculo de Empresarios, la califican de “terrorismo fiscal”. Argumentan que penaliza el éxito empresarial y desincentiva la inversión en España, especialmente en un momento en que países como Portugal (20% IRPF para nómadas digitales), Chipre (12,5% de impuesto corporativo) o Dubái (0% IRPF) ofrecen regímenes más atractivos. Además, la UE ha cuestionado si la Exit Tax vulnera la libertad de establecimiento, un principio clave del mercado único europeo.
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Perspectiva internacional: Países como Alemania y Francia tienen impuestos similares, pero con umbrales y condiciones más flexibles. Por ejemplo, Alemania permite aplazamientos automáticos dentro de la UE sin garantías adicionales, lo que reduce la carga administrativa.
Estrategias para minimizar el impacto de la Exit Tax
La buena noticia es que, con una planificación adecuada, puedes reducir el impacto de la Exit Tax. Aquí tienes algunas estrategias:
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Planifica tu traslado:
Cambia tu residencia fiscal antes de que tus activos acumulen grandes plusvalías. Por ejemplo, si tu empresa aún tiene un valor modesto, mudarte a otro país puede minimizar la base imponible.
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Estructura tus activos:
Considera crear una holding en un país con un CDI favorable (como Países Bajos o Luxemburgo) para gestionar tus participaciones, lo que puede diferir o reducir la tributación.
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Aprovecha los aplazamientos:
Si te mudas a un país de la UE/EEE, solicita el aplazamiento del pago hasta la venta real de los activos. Esto requiere cumplir con requisitos estrictos, como presentar un aval bancario.
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Asesoramiento profesional:
Una boutique legal y fiscal especializada puede analizar tu caso, revisar los CDI aplicables y diseñar una estrategia personalizada para proteger tu patrimonio.
Caso real: En 2024, un empresario español trasladó su residencia a Malta antes de vender su empresa por 10 millones de euros. Con una planificación adecuada, estructuró sus activos a través de una holding maltesa, reduciendo significativamente su carga fiscal en comparación con un traslado sin planificación.

Planifica hoy para proteger tu futuro
La Exit Tax es un recordatorio de que, en un mundo globalizado, la movilidad tiene un precio. Aunque su objetivo es combatir la evasión fiscal, su diseño puede percibirse como una traba para empresarios y nómadas digitales que buscan optimizar su fiscalidad en países más competitivos. En 2025, con la presión fiscal en aumento y el escrutinio de la UE sobre la normativa española, entender y planificar frente a la Exit Tax es más importante que nunca.
En IURIT, estamos especializados en fiscalidad internacional y planificación patrimonial. Si estás pensando en trasladar tu residencia o quieres proteger tus activos, contáctanos hoy para una consulta personalizada. ¡No dejes que la Exit Tax frene tus planes de expansión global!
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